lunes, 26 de diciembre de 2011

Tiempos de interrogantes

Esta es la segunda entrada en este blog. Entre el 21 de diciembre, fecha de la primera publicación y este día después de la Navidad han pasado muchas cosas. Un Gobierno que comienza con un José Manuel Soria aupado a la cartera de Industria, Energía y Comercio, un día de lotería que dejó un reguero de millones por Tenerife y por Canarias y una Nochebuena y una Navidad que volvió a ser la de siempre, con el ahínco de pasarlo bien, del reencuentro con la familia y con la expectativa de que pudo ser y que ya veremos los que estamos en el año que viene.
Rajoy es ya presidente del Gobierno después de un debate en el que se vió más la sombra de la tijera y que de la forma de hacer las cosas. Tomó posesión y nombró los miembros de su Ejecutivo. Juraron ante el Rey y se sacaron foros. Todos estaban sonrientes, pletóricos, alegres, orgullosos de estar ahí. Repásen, por favor, las fotos publicadas. Todos estaban así menos el Rey. ¿No le gustaban? ¿Estaba a disgusto? ¿porqué en la toma de posesión de Rajoy, al posar en las fotos, hablaba continuamente con Zapatero? ¿Tanto tenía que consultarle? ¿No le importaba el que llegaba? Luego vino un aparte solicitado por el propio Mariano Rajoy y una larga charla que no sabemos el resto de los mortales de qué hablaban o qué trataban. Una de esas fotos, entre el presidente saliente y el entrante, fue la que adornó el despacho del que se produjo el discurso de Navidad real. Prisa se dieron los decoradores en localizar la instantánea, hacerle un marco, ponerla detrás del monarca y emitir ese mensaje subliminal de "hace falta consenso entre todos". Pero no lo ha habido nunca y parece que seguiremos así.
¿Y qué me dicen de la Lotería? Riego de millones por la geografía insular. Los más agraciados los del Norte tinerfeño. En La Guancha, en San Juan de la Rambla, en Los Realejos, en La Victoria un largo periplo marcado por loteros viandantes, por despachos de quinielas y apuestas, como el bar La Palma, en La Victoria, en la muchos se dan cita a comer un espléndido conejo frito con un vino un poco perrero y un atendimiento propio de un local con raices de guachinche. Gentes necesitadas que fueron premiadas. Historias conmovedoras de necesidad apremiante y solucionadas, momentáneamente, con los euros de la suerte y con la premisa del Gordo de la Navidad. Loteros convertidos en conseguidores de ilusiones y en porteadores de suerte. Todos hicieron posible aquello de "..y si toca aquí".
Estamos en un tiempo en el que todo el mundo se desea felicidad. Hoy parece que lo que está de moda es decir "no me gusta la Navidad. Me pone triste. Estoy deseando que pasen estas fiestas". Como me gusta mucho llevar la contraria, y así discuto un poco y aprendo lo que los demás piensan, a mí sí me gusta este tiempo. Me gusta ver qué me regalan y qué cara ponen cuando yo lo hago. Me gusta ver a los míos todos juntos. Me gusta comer bien y en familia, dejar apagada la tele, cantar y ver contento a todos. Desear felicidades y que me las deseen aunque sólo sea una postura hipócrita, pero lo dicen. Me gusta ver a mi madre contenta con todos sus hijos y nietos alrededor y me gusta que la sonrisa sea la postura más utilizada en estos días. Lo otro, la postura contraria, la respeto, algunas veces la comprendo y en las más lo que veo es un poco de chauvinismo para intentar ser original. A nadie le debe disgustar ver a la gente feliz. ¿O sí?
Felicidades a todos. De verdad.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

A modo de presentación

Hace algún tiempo, creo que fue allá por el mes de octubre, creé este blog en el transcurso de una clase de comunity manager que se impartía en la Cámara de Comercio de Santa Cruz. Fue una práctica, aunque siempre pensé en darle uso, en volcar aquí lo que yo quería decir a modo de reflexión. La diferencia entre aquel momento de creación y este del inicio es que antes tenía donde decir y ahora no. Entre aquel día y éste media la desaparición de algo que siempre llevaré dentro y que se llamó RADIO EL DÍA. Hoy, ese lugar de información, de entretenimiento y de formación es sólo una máquina musical sin personalidad que intenta disfrazar lo que fue en unas frecuencias que siempre estuvieron dispuestas a contar qué pasaba, con quién, dónde, cómo y cuando. Una radio que impuso un modelo de servicio a la audiencia y a la población en general y que nunca escatimó esfuerzos ni presiones por difundir todo aquello que fuera preciso conocer.
Recuerdo que cuando creé este blog tuve que explicarles a los que no eran periodistas qué era un canutazo. En contra de lo que algunos pueden pensar o llevarse a equívocos asimilando el título de este lugar con alguna sustancia alucinógena les diré que nada tienen que ver. Un canutazo, en la profesión, es la declaración que hace aquel que tenga algo que comunicar y lo hace en el primer sitio en el que le pillen los medios. estos son generalmente políticos haciendo declaraciones en un pasillo, a la salida de una comparecencia, en la calle, a la  puerta de los juzgados... De lo que no está exento nadie es que la declaración obedezca, a lo mejor, a un estado relacionado con la otra acepción de la palabra.
Pero en fin, a lo que vamos. Escribo este primer canutazo el mismo día en el que Rajoy ha jurado su cargo de presidente del Gobierno, el día en el que oficialmente comienza el invierno o el día previo al sorteo de la Navidad. Y uno podría hablar de todas esas cosas. De si para Canarias es bueno o no que las fiestas siempre caigan en lunes a partir de ahora, de si con Rajoy todos vamos a ser un poco más pobres, de si el 2012 será peor que este que acaba dentro de unos días o de si lo que está pasando en la profesión periodística es fruto de la desesperación de los patronos y la llegada de gerentes que no saben que lo de los medios no es una ciencia exacta sino la confluencia entre el querer saber qué pasa de la sociedad y la manera de contarlo del comunicador. Y entre estos últimos tenemos de todo, desde el veterano que atesora credibilidad y fuentes al recién llegado que viene con la fuerza de los ideales impolutos. En medio de todo eso hay una amalgama de sentimientos y maneras de hacer que parece que ha desaparecido a causa de la maldita crisis.
¿Cuánto nos queda en este oficio de contar lo que pasa? ¿Vale lo mismo que lo cuente uno en los medios tradicionales o acaso hoy lo que se impone es eso que se han denominado redes sociales? Es un buen momento para reflexionar juctos sobre esto y a ello me voy a dedicar en este blog cada vez que pueda. Gracias por leerme.