lunes, 1 de abril de 2013

Indignadamente callados, ¿hasta cuando?




La situación de precariedad en la que estamos viviendo se está llevando por delante planes y proyectos de miles de ciudadanos que nunca pensaron que podíamos llegar a esta situación que, para muchos de ellos, es límite y que propicia una desazón y desconcierto rayano en la depresión.

Nunca pensamos que los que nos gobiernan retrocedieran en aspectos de bienestar social. Pensábamos que iríamos a un mundo cada vez más feliz, con jubilaciones cada vez más jóvenes “para vivir la vida en plenitud” nos decían. O para “que las nuevas generaciones nos sustituyan en los puestos de trabajo y se regeneren las ideas y las formas de hacer las cosas”. Vanas ilusiones de una sociedad que, por lo visto, vivía engañada en un mundo de yuppies que ahora venimos a descubrir que era falso de toda falsedad.

Los nuevos señores que gobiernan esto nos dicen ahora que hay que jubilarse mucho más viejos, que hay que cotizar más y tener una pensión más baja y que incluso llegado el momento debemos trabajar por la mitad y el resto complementarlo con la pensión de jubilados. Se acabó el tener una tercera edad jubilosa, contenta, ávida de bailes geriátricos, viajes subvencionados o residencias de acogidas. Eso por lo visto no les gusta a los que ahora gobiernan, quizás porque son gentes con posibles que pueden pagar buenas residencias para sus mayores, o para sí mismos cuando les llegue el momento porque todo el mundo conoce los privilegios de la casta para con sus jubilaciones y lo de las cotizaciones.

El último Consejo de Ministros vino a dar la puntilla a los más mayores. Los que aún trabajan y los que estaban a punto de jubilarse. Se acabaron las prejubilaciones, pero no solo los de los 55 años, no también para los que lo hagan con 60 o siguientes. Nada de eso es posible a partir del 1 de abril. Se acabó todo ello y los que lo hagan lo harán porque sus empresas les pagan esas situaciones y si las compañías se desprenden de trabajadores para ahorrar costes ¿cómo se pueden permitir pagar a los que prejubilan? Habrá que trabajar hasta los 67 y ya veremos después, porque aún estudian una reforma profunda en las pensiones que harán en los meses siguientes. La excusa de todo esto es que así lo impone Europa. Y ellos agachan el lomo, se lo tragan y nos lo imponen. Y nosotros agachamos nuestros lomos y nos lo tragamos porque no nos queda remedio. Pero, ¿debe ser esto así? ¿Debemos seguir tragando esta quina que nos retrotrae a tiempos de señoritos, patrones, amos y caciques?

¿Qué hacemos tragándonos todas esas explicaciones de que Europa impone? ¿Qué hacemos mientras nos maltratan los que nos gobiernan? ¿Para qué queremos un Gobierno que se escuda en que todo lo malo son decisiones de dirigentes foráneos y que ellos son unos mandados? Si eso es así, no nos sirven. Aquí elegimos a unos políticos que nos decían que estaban seguros que arreglaban la difícil situación de finales del 2011. Ha pasado un año y medio y estamos peor. Todo se ha puesto en muy mala situación y no hay nadie que pueda decir que este o aquel servicio esté hoy mejor que hace 16 meses, por tanto ¿qué hacen los elegidos? Fundamentalmente explicarnos que empeoramos para mejorar algo dentro de unos meses, es decir, que si en algo encontramos  dentro de algún tiempo una leve mejoría les estaremos agradecidos y no recordaremos que fueron ellos los que lo estropearon.

Lo mismo hablo del Gobierno Central que del nuestro aquí en Canarias, dirigentes sobrepasados por las circunstancias que no saben qué hacer y que se limitan a justificar lo que hacen con explicaciones que en su base son una auténtica tomadura de pelo a la ciudadanía que cada día ver peor su provenir.

Mueren gentes en listas de espera sanitaria, otros por mal atendimiento, por decisiones de espera erróneas, aguantamos dolores e inconveniencias porque el sistema no admite más, -eso dicen los que organizan- pero ellos son operados en horas, hacen rehabilitaciones milagrosas y salen por la puerta declarando a los cientos de micrófonos que ya no les duele nada. Vamos casi a punto para irse de cacería a algún punto del planeta, lejos de miradas indiscretas y que impidan arrumacos y fantasías sexuales.

¿Hasta cuando dejaremos que pase esto? Hay gentes que están empezando a presionar a los políticos en las puertas de sus casas, en sus zaguanes, en el trayecto a sus oficinas o a donde vayan. Y ellos han procurado buscarse la protección necesaria para quitarse de encima esas “molestias” y poder hacer su vida. No saben lo que está pasando una buena parte de la ciudadanía, esa para la que teóricamente deberían trabajar, a la que tendrían que buscarle un bienestar acorde con los tiempos. Ellos dicen que nosotros vivíamos por encima de nuestras posibilidades y que la fiesta se ha acabado. Por eso estamos así. Pero, ¿y ellos? ¿Siguen viviendo por encima de las posibilidades? ¿Siguen de fiesta?  ¿Hasta cuándo será así? ¿Reaccionaremos?

domingo, 3 de marzo de 2013

No hay quien lidere

Retomo hoy estas reflexiones; este canutazo que aparece en algunos momentos y que en otros se eterniza en este lugar al que cada día quiero volver para decir algo, pero que la vorágine del día a día me impide. Y reflexiono en esta mañana de vigilia informativa a cuenta de las condiciones meteorológicas y sus posibles incidencias en la población. Y en esta espera, los acontecimientos nos van dibujando un panorama político/económico de difícil digestión para una población acuciada por los recortes y por unos gobiernos que solo saben quitar para cuadrar sus cuentas, que perdieron la vergüenza de incumplir sus promesas y que se agarran a excusas de dificil comprensión en las que insertan vocablos como déficit, herencia recibida, vivir por encima de nuestras posibilidades, credibilidad perdida en los mercados internacionales y una larga y prolija sarta de frases que se han aprendido los que viven de esta situación en la que los demás malvivimos.

Hoy no tenemos a quien agarrarnos. No hay líderes políticos, sindicales, económicos o espirituales. Se desmoronan instituciones, no tienen credibilidad los partidos políticos y los que los dirigen carecen de predicamento entre la ciudadanía. Los que gobiernan pierden credibilidad, pero los de la oposición no recogen nada. No hay nadie en el espectro político que ampare el sentir de las calles. Y así, de momento, no hay nada que nos entusiasme. No encontramos el amparo necesario ni en el movimiento 15M, ni en la izquierda, ni en la derecha, ni en el centro... Las instituciones que hasta ahora han garantizado un sistema de equilibrios políticos también han fallado y todos tenemos la sensación de que no hay nada limpio ni de entrega al servicio de los demás en los que se dicen respresentantes públicos.

La experiencia de Italia, con un resultado electoral tan fragmentado y con experiencias peligrosas como el del cómico Pepe Grillo, nos hacen ver la próxima convocatoria electoral con más miedos que con las esperanzas de que esto cambie. Pero a nivel nacional, canario, tinerfeño o de cualquier territorio de nuestra geografía. Por lo menos con los que conocemos.

Un Gobierno regional que se ve sobrepasado por los acontecimientos y la precariedad presupuestaria. Unos cabildos conducidos a la contemplación de servicios y haciendo cábalas sobre su papel y unos ayuntamientos que hoy pagan las canongías de un pasado en el que han primado criterios personales y particulares por encima de los vecinos a los que deberían atender mejor. Cada pacto municipal lleva a la nómina pública a unos concejales que se presentaron más por un contrato laboral que por un compromiso con los ciudadanos. Y así andamos. Desorientados, desprotegidos, despistados y desnortados. Y no se sabe por cuanto tiempo, aunque a la vista de algunas experiencias más nos vale que lo sigamos meditando, antes que tirarnos en los brazos de algún iluminado.

martes, 1 de enero de 2013

Palabra de Rey

Ya estamos en el 2013, ese que dicen los "gurús" económicos que será terrible, aún peor que el 2012 en el que la tasa de desempleo ha llegado en Canarias al 34 por ciento, que ha quintuplicado las cifras de desahucios, que ha traido pobreza para más de 150.000 canarios que han dejado de percibir sus prestaciones de desempleo y que ha generado una dinámica negativa que ha primado por encima de unas cifras positivas como han sido la del turismo.
Estamos viviendo unas fiestas diferentes, con mucha gente pasándolo mal y con otros que están llenos de incertidumbre y que contienen su gasto por no saber qué va a pasar.
Pero se han mantenido las tradiciones. Hemos felicitado, nos hemos deseado buenos propósitos para este año y confiamos en que los malos augurios no se cumplan. Nos agarramos a cualquier cosa que nos diga que puede haber mejoría.
Este año también hemos tenido mensaje navideño del Rey de España, que apareció en la televisión sentado en el quicio de un mesa de trabajo, es decir, hablaba como el que no quiere la cosa, que se apoya ahí como el que sido descubierto por una cámara en el momento en el que pasaba por alli. Un Rey que ha tenido que pedir perdón este año por irse a cazar elefantes mientras el resto de los mortales no sabe qué va a pasar con lo suyo, con una familia en la que alguno confundió lo de conseguidor con afanador y en la que la vida familiar ha sido un concepto de difícil asimilación dentro de los muros de La Zarzuela.
Decía el Rey en dus palabras que quería "reivindicar la política grande, esa que para destacar su dignidad y valor solemos llamar la política con mayúsculas. La que, desde el gobierno o desde la oposición, fija su atención en el interés general y en el bienestar de los ciudadanos. La que, lejos de provocar el enfrentamiento y desde el respeto a la diversidad, integra lo común para sumar fuerzas, no para dividirlas. La que sabe renunciar a una porción de lo suyo para ganar algo mayor y mejor para todos. La que busca el entendimiento y el acuerdo para encauzar y resolver los grandes y fundamentales desafíos colectivos. La que se cimenta en el espíritu de servicio y se acomoda a los principios de la ética personal y social. La que, en fin, es capaz de sacrificar la satisfacción del corto plazo, a menudo efímero, para ensanchar el horizonte de sus ambiciones".
Que bien suena. Son palabras grandilocuentes en un hombre de Estado. Pero no es un hombre cualquiera, es el Jefe del Estado, un Rey que reina pero no gobierna, el primero -aunque su papel sea el de árbitro- entre todos. Por tanto todo eso está bien que lo digamos nosotros, pero él tiene la obligación, al menos moral, de procurar que se cumplan. De hablar con Gobierno y oposición para que trabajen juntos y no sacrifiquen el corto plazo en discusiones partidistas, que dejen de hacer política en favor de la búsqueda de horizontes más amplios.
Pero hay otros pasajes más claros. Decía Don Juan Carlos I que "austeridad y crecimiento deben ser compatibles. Las renuncias de hoy han de garantizar el bienestar de mañana, en un plazo razonable de tiempo, de manera que se asegure la protección de los derechos sociales que son seña de identidad de nuestra sociedad desarrollada". Es como para decirle a su Majestad que no nos los diga a nosotros, que a quien debe repetirle hasta la saciedad ese concepto es a Mariano Rajoy y a sus ministros, todas las mañanas, tardes y noches que sean necesarias para que lo entiendan y lo acometan.
Y en concreto debe encerrarse con De Guindos y Montoro y repetirle la parte del mensaje en la que decía "pero no todo es economía. Por muy evidente que sea, no es malo repetirlo: no todo es economía. No ignoro que la política no vive hoy sus mejores horas en la percepción de los ciudadanos. Por esta razón yo quisiera esta noche reivindicar la política porque su papel es fundamental en la salida de la crisis". Eso lo sabíamos ya, los ciudadanos llevamos tiempo diciendo que en aras a las medidas económicas no están matando en todos los sentidos. Debe decírselo a ellos, a los que lo hacen todo bajo la excusa de la herencia recibida, de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, de que ya no teníamos más crédito en Europa, de que hay que cumplir el déficit.
Háblelo con los que mandan, Majestad, usted que puede, impóngase a esta forma de gobernar, comprométase a arreglar esto y si lo consigue podrá volver a cazar elefantes sin que nos moleste y sin que tenga que pedir perdón. 
Dar un discurso apoyado en el borde de una mesa de un despacho lujoso es fácil, lo realmente difícil es pasar de las palabras a los hechos. Para un Rey debería ser más posible que para el resto de los ciudadanos, porque su palabra es eso, la del Rey. Si se lo propone, claro.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Periodismo, manipulación y propaganda

Llevo tiempo dándole vueltas a si debo o no salir a la palestra sobre algunas cosas que están pasando en nuestra profesión y que hacen que se esté dibujando un nuevo panorama en esto del mundo mediático. Los nuevos aires de esta profesión están sepultando los viejos valores de los contadores de la historia que éramos antes. Entre la crisis, que está poniendo a miles de compañeros en un paro casi sin remisión, y estas modas de hacer lo que ahora llaman "periodismo de autor", están destruyendo algunos valores que  siempre hemos tenido a gala y que ahora parecen pasados de modas, anticuados o viejos. Lo que no se dan cuenta es que esos principios han servido para cimentar una cosa que hoy y siempre valdrá en esta profesión, que dan valor, que dan la razón de ser: la credibilidad.

A nuestra profesión están llegando nuevas gentes, que no tienen que ver con el oficio de escribir, relatar o dar a conocer lo que sucede. Son gentes de lápices afilados, de herramientas contables, de números y de rentabilidades que en muchas ocasiones poco tienen que ver con contar la verdad, con relatar lo que pasa sin mirar el color de la cuenta de la resultados y con que siempre resplandezca el servicio que prestamos a la sociedad. Todo eso está cambiando y eso es muy  triste y casi no tiene escapatoria.

Aquella vieja frase de "los hechos son sagrados y las opiniones libres" parece que no se cumple con esto nuevo del "periodismo de autor", ¿no será una manera de permitir que se mezcle lo que pasa con lo que ese pinturero autor quiere que suceda? ¿Se pararon a mirar las primeras páginas de los periódicos nacionales el día previo a la huelga? ¿Hicieron lo mismo al día siguiente? ¿Los analizaron fríamente? Después de haberlo hecho, los que se consideren periodistas de hoy, ¿siguen pensando que ejercen el mismo oficio que los que titularon en ABC, La Razón, El Mundo o El País?

Antes vendíamos noticias a nuestros jefes para que tuvieran un buen tratamiento en primera. Hoy algunos las escriben ya vendidas a un postor con objetivos concretos y buscando resultados espurios. Y las colocan donde quieren para lograr su objetivo. Confunden periodismo con propaganda, de lo que sea, y se convierten en jaleadores -por utilizar una palabra nuestra- pero no ejercen de periodistas. Son otra cosa.

Pero bueno, esto es solo un blog, una reflexión de un viejo periodista, que algunas veces se hace cruces con lo que lee, oye o ve. Que dice muchas veces dice "no es eso" cuando se enfrenta al quehacer diario. Podría seguir divagando sobre esto. Pero no se si me está dando asco o pena. Vamos a dejarlo.

lunes, 7 de mayo de 2012

A César lo que es de César

El domingo por la tarde la voz de César Fernández-Trujillo de Armas se apagó, se ahogó en una garganta que había producido millones y trillones de palabras construidas en un sinfin de programas radiofónicos en los que destaca la versatilidad de sus opiniones, o "las guachafitas" -juegos de palabras y ocurrencias varias- que tanto le gustaban a la hora de sintetizar sus pensamientos etéreos.

Era grande en su trabajo. Lo sabía hacer por intuición y disfrutaba cuando se ponía delante de un micrófono. Lo hacía en la intimidad de un locutorio y en el escaparate de un escenario en las múltiples fiestas, presentaciones o veladas verbeneras a las que acudía con la profesionalidad de un maestro de ceremonías metido totalmente en su papel.

Trabajar junto a él te daba otra dimensión de la profesión. Siempre tenía a punto la reflexión ingeniosa, el golpe ocurrente sobre lo que acontecía y además respetuoso. Tranquilo, desapasionado y casi con un punto de bohomía. ¡Qué tio más legal! ¡Qué manera de criticar sin molestar! ¡Qué forma de decir sin ofender y casi arrancando una sonrisa por la ocurrencia!

En alguna ocasión le picábamos para que fuera más mordaz en sus análisis en El Remache, la primera tertulia radiofónica en la que analizábamos la vida política y que estaba formada únicamente por periodistas en activo y que durante años dirigí. Aquel grupo de profesionales expresaban en voz alta lo que querían, unían sus informaciones a sus opiniones y conformaban unas reflexiones en voz alta que aglutinó a una audiencia deseosa de oír lo que decían Ricardo Acirón, Jorge Bethencourt, Paco Perez, Leopoldo Fernández y el propio César Fernández. Vivimos de todo en aquel locutorio del cuarto piso de la calle de La Carrera en la que cada noche de 9 a 9,30 salíamos al aire. Desde presidentes autonómicos ofuscados con nuestros comentarios a políticos de toda categoría celosos de no ser más objeto de comentario. Y César jugaba a las palabras cuando le tocaba o se enervaba con el sarpullido de pleito. Era un estilo del estilo.

El domingo por la tarde decidió que debía volver a ver a Tere, su mujer de toda la vida y que hacía mucho tiempo que le dejó en soledad. Y se fue a buscarla. Yo hoy prefiero pensar que lo hizo sin decir nada a nadie, sin molestar ni a sus hijos que fueron a buscarlo para salir a comer. En el entierro del lunes un amigo común, al que Dios no conduce por la senda de la diplomacia ni del buen gusto, intentó chafarme esta foto virtual de la marcha de César, pero he decidido borrarla de mi mente. Quiero pensar que se fue plácidamente, tal y como lo vi en la noche del domingo cuando recé junto a su cadáver y cuando le dije, telepáticamente, que nunca había imaginado verlo así y verme a mi. En esa conversación mental volvimos a hablar de la fonoteca que nunca vamos a terminar. No me decía nada especial, le recordé que habíamos quedado para el día siguiente en el que le entregaría la sintonía que me había pedido y los pies de micro del recuerdo y le pregunté qué hacía yo ahora con todo eso. Todavía no me ha contestado.

Hoy lo sigo llorando y a pesar de que no nos veíamos todos los días, ni todas las semanas, ni siquiera todos los meses, el simple hecho de saber que ya no está me hace echarlo de menos. Y no puedo seguir, porque tengo que deshacerme un nudo que me está ahogando.

Esto es un tributo al César de la radio, al amigo, al compañero, al maestro...

lunes, 23 de abril de 2012

Acojone general

Es curiosa la metamorfosis que todos estamos sufriendo con la llegada del PP al poder. Hasta mediados de diciembre todo era culpa de Zapatero y los suyos, pero desde la toma de posesión de Rajoy estamos permanentemente protegiéndonos de posibles zarpazos, sin que acusemos a nadie de los golpes que reciben nuestros bolsillos, a cuenta de la subida del IRPF o del IBI, de los recortes de sueldos, de las rebajas en las prestaciones sociales. Todo se incrementa menos los sueldos. Están prodigando el debate de la escasez y promueven la idea de que gastar es sinónimo de insolidario, malvado o demente. Y todo eso nos lo estamos tragando igual que aquel aceite de ricino que nos daban en épocas pretéritas para curarnos "de estómagos sucios". Hoy hay estómagos que no tienen de nada.
En ese ambiente de precariedad, de dar las gracias por trabajar, de casi sentirnos en deuda con los patronos por hacer más tareas por igual o menor sueldo, de que los bancos estén más vacíos que la cabeza de Belén Esteban, se está desarrollando una cultura de no hagas nada nuevo que es peor.
Se sacaron de la manga una reforma laboral que más parece una cacería al empleado con trienios o una campaña de exterminio al trabajador con más antiguedad para cambiarlo por un becario, un joven sin experiencia, o incluso un adulto cuyo contrato sea más barato y sin tanto coste laboral, y que un día, para decirle adiós, no hará falta ni decirle que está despedido ni que recoja su finiquito.
Haga un ejercicio de agudeza visual. Mire a los que se encuentre por la calle. Fíjese en sus rostros, de los que se vaya encontrando.¿No le parece que todo el mundo va más triste que antes? ¿No tiene la sensación de que hemos perdido hasta la alegría?
No es que diga que la culpa es del PP, pero ellos están detrás de muchas de estas sensaciones, con sus tomas de decisiones, con sus reformas, con su poder, con las cosas que cada día -y más los viernes- están haciendo.
Entre lo que ellos quieren y lo que le obligan las circunstancias están generando un estado catatónico y lleno de acojone para todos los ciudadanos. ¿A qué será lo próximo a lo que le metan mano? Parece que tienen todas las papeletas los medios públicos.
El siguiente objetivo es la radiotelevisión pública, la del Estado, porque la de aquí ya hace su papel servilista al que detenta el poder canario y además nunca se ha visto libre ni de los políticos ni de sus amigos.
El PP ganó las elecciones con una televisión pública que ahora dicen que les es hostil. ¿Pero quien lo dice? Los paniaguados que esperan que les caiga algo porque vegetan en medios en los que han hecho propaganda en vez de información. Y también lo dicen políticos del propio PP que anhelan totalitarismo y no quieren confrontar sus ideas porque son tan pobres de mente como escasos de talante e ideología.
He visto, leído y oído a algunos de esos decir que se alegraba de la suspensión de la serie "Cuéntame" porque según su corta visión contaba la historia de los Alcántara desde el prisma socialista. La operación física no le curó el estrabismo político que padece. Hoy vegeta entre los suyos y acepta migajas de otros para no perder comba mediática. Pero es sólo la muestra conocida de unas larvas que van tomando el cuerpo. Sólo de pensar que eso se extienda es lo que a algunos nos tiene acojonados. Eso y el contexto económico que los suyos están generando.

miércoles, 28 de marzo de 2012

La cobardía de los que hablan de Encarna

Los lenguines de Sálvame llevan tiempo destripando la figura de Encarna Sánchez, una comunicadora de los años 70 y 80 que murió en abril del 96 después de padecer un cáncer que la mantuvo apartada de los micrófonos y de la sociedad en los últimos meses de su vida. El dibujo que algunos de estos personajes hacen de Encarna lo realizan con la seguridad que la afectada no va a venir desde el otro mundo para contestarles ni para contrariarlos. Muchos de los que hablan de Encarna ni la conocieron y otros se aprovechan de su muerte para tresgiversar unas viviencas a su modo y manera.
Los que conocimos a Encarna, que primero fue de noche y luego de tarde, supimos y vivimos algunas de estas historias y para nada sorprendían. Tenía un equipo completamente de mujeres, se le conocían sus inclinaciones sexuales y se convivía sin ningún tipo de problemas. Su gran fama coincidió con su presencia en la cadena Cope, que por aquel entonces tenía una programación y unos valores mucho más arraigados en la Iglesia Católica de lo que hoy puede tener su ideario, ya que no en vano la presidía un obispo y la presencia e influencia de la Conferencia Episcopal era más notable. En su equipo todos conocimos a Pedro Pérez, "el hombre masa", que recorría la redacción moviendo sus más de cien kilos y procurando los contenidos necesarios para que Encarna siguiera poniendo su manera exclusiva de ver la realidad.
Encarna tenía sus cosas; siempre las veía desde su exigente punto de vista y concitaba odios y seguidores por igual. Su particular modo de ver las cosas le ocasionó más de un disgusto. Por ejemplo, haciendo el programa "Encarna de noche" en la emisora estatal "RadioCadena Española" le pilló la noche del 23F y el asalto de los guardias civiles al Congreso de los Diputados. Encarna hizo aquella noche su programa y de vez en cuando daba paso a la unidad móvil diciendo "vamos ahora a saber cómo sigue lo del Congreso que ustedes saben está tomado por guardias civiles. Claro el país va mal, todo va mal, alguien tiene que hacer algo..." Claro aquello le motivó un cese fulminante. Al día siguiente ya no hubo más Encarna. Se fue a Sudamérica y regresó al cabo del tiempo para trabajar en la Cope en dos facetas diferentes. Una de noche, bajo el mismo título y otra por la tarde como Directamente Encarna.
Siguió siendo ella. Azote de socialistas y gentes de izquierda y condescendiente con los de Alianza y demás especímenes de la fauna política de entonces. Le temían y nadie quería enemistarse con ella. Tenía mucho genio y no dejaba pasar ni una y por encima de todo reclamaba siempre su imagen. Como muestra un botón. No recuerdo qué año fue pero Santa Cruz me encargó que invitáramos a alguien de la Cope para ser jurado de la Gala de elección de la Reina del Carnaval y pensé que podría ser interesante traer a Alejo García, otro de esos monstruos salido de Radio Nacional y haciendo en la cadena de los obispos un programa en la que los oyentes entrevistaban a los personajes de la época a través de llamadas telefónicas, un formato que impuso él. Alejo fue el que dio la primicia de la legalización del Partido Comunista el viernes santo de 1977. Pues a lo que íbamos, invitamos a Alejo que siempre estaba presto a un viaje y a pasarlo bien; no puso ninguna objeción. Pero el destino hizo se regate y dos días antes de venir su señora madre se pone enferma y muere. Llama, lo explica y se disculpa. Por aquello de que el puesto no quedara vacía se me ocurrió llamar a Encarna creyendo que le haría ilusión venir al Carnaval de Santa Cruz. Incauto de mí. Aún recuerdo parte de aquella conversación desde un teléfono en la plaza de toros y la dureza de Encarna para decirme que ella no era segundo plato de ninguna mesa. Que si habían preferido a Alejo que se fastidiaran y que o se le invitaba a ella de entrada o no había forma y que qué me había creído yo para llamarla después de lo de Alejo aunque se tratara de la muerte de su madre. ¡Qué genio de tía!
Por supuesto que no vino y aunque luego hablamos en alguna ocasión de este incidente siempre me recriminó que no fuera ella la primera elección. Hace ya 16 años que la mujer murió, pero una serie de zánganos, venidos a menos y que tienen que buscar el enfrentamiento personal para subir la audiencia se empeña cada día en exhumar su recuerdo y vincularlo a pasajes escabrosos, a amenazas, a devaneos sexuales múltiples y a relaciones con folclóricas. Todo eso era conocido entonces, pero unos pocos viven de denunciarlo hoy.
Y todo lo hacen por el share, engordando un tema y conociendo que la susodicha no les va a poder llevar a los tribunales e incluso llamar mentirosa a más de una. De ahí el título de hoy.