miércoles, 14 de noviembre de 2012

Periodismo, manipulación y propaganda

Llevo tiempo dándole vueltas a si debo o no salir a la palestra sobre algunas cosas que están pasando en nuestra profesión y que hacen que se esté dibujando un nuevo panorama en esto del mundo mediático. Los nuevos aires de esta profesión están sepultando los viejos valores de los contadores de la historia que éramos antes. Entre la crisis, que está poniendo a miles de compañeros en un paro casi sin remisión, y estas modas de hacer lo que ahora llaman "periodismo de autor", están destruyendo algunos valores que  siempre hemos tenido a gala y que ahora parecen pasados de modas, anticuados o viejos. Lo que no se dan cuenta es que esos principios han servido para cimentar una cosa que hoy y siempre valdrá en esta profesión, que dan valor, que dan la razón de ser: la credibilidad.

A nuestra profesión están llegando nuevas gentes, que no tienen que ver con el oficio de escribir, relatar o dar a conocer lo que sucede. Son gentes de lápices afilados, de herramientas contables, de números y de rentabilidades que en muchas ocasiones poco tienen que ver con contar la verdad, con relatar lo que pasa sin mirar el color de la cuenta de la resultados y con que siempre resplandezca el servicio que prestamos a la sociedad. Todo eso está cambiando y eso es muy  triste y casi no tiene escapatoria.

Aquella vieja frase de "los hechos son sagrados y las opiniones libres" parece que no se cumple con esto nuevo del "periodismo de autor", ¿no será una manera de permitir que se mezcle lo que pasa con lo que ese pinturero autor quiere que suceda? ¿Se pararon a mirar las primeras páginas de los periódicos nacionales el día previo a la huelga? ¿Hicieron lo mismo al día siguiente? ¿Los analizaron fríamente? Después de haberlo hecho, los que se consideren periodistas de hoy, ¿siguen pensando que ejercen el mismo oficio que los que titularon en ABC, La Razón, El Mundo o El País?

Antes vendíamos noticias a nuestros jefes para que tuvieran un buen tratamiento en primera. Hoy algunos las escriben ya vendidas a un postor con objetivos concretos y buscando resultados espurios. Y las colocan donde quieren para lograr su objetivo. Confunden periodismo con propaganda, de lo que sea, y se convierten en jaleadores -por utilizar una palabra nuestra- pero no ejercen de periodistas. Son otra cosa.

Pero bueno, esto es solo un blog, una reflexión de un viejo periodista, que algunas veces se hace cruces con lo que lee, oye o ve. Que dice muchas veces dice "no es eso" cuando se enfrenta al quehacer diario. Podría seguir divagando sobre esto. Pero no se si me está dando asco o pena. Vamos a dejarlo.