domingo, 3 de marzo de 2013

No hay quien lidere

Retomo hoy estas reflexiones; este canutazo que aparece en algunos momentos y que en otros se eterniza en este lugar al que cada día quiero volver para decir algo, pero que la vorágine del día a día me impide. Y reflexiono en esta mañana de vigilia informativa a cuenta de las condiciones meteorológicas y sus posibles incidencias en la población. Y en esta espera, los acontecimientos nos van dibujando un panorama político/económico de difícil digestión para una población acuciada por los recortes y por unos gobiernos que solo saben quitar para cuadrar sus cuentas, que perdieron la vergüenza de incumplir sus promesas y que se agarran a excusas de dificil comprensión en las que insertan vocablos como déficit, herencia recibida, vivir por encima de nuestras posibilidades, credibilidad perdida en los mercados internacionales y una larga y prolija sarta de frases que se han aprendido los que viven de esta situación en la que los demás malvivimos.

Hoy no tenemos a quien agarrarnos. No hay líderes políticos, sindicales, económicos o espirituales. Se desmoronan instituciones, no tienen credibilidad los partidos políticos y los que los dirigen carecen de predicamento entre la ciudadanía. Los que gobiernan pierden credibilidad, pero los de la oposición no recogen nada. No hay nadie en el espectro político que ampare el sentir de las calles. Y así, de momento, no hay nada que nos entusiasme. No encontramos el amparo necesario ni en el movimiento 15M, ni en la izquierda, ni en la derecha, ni en el centro... Las instituciones que hasta ahora han garantizado un sistema de equilibrios políticos también han fallado y todos tenemos la sensación de que no hay nada limpio ni de entrega al servicio de los demás en los que se dicen respresentantes públicos.

La experiencia de Italia, con un resultado electoral tan fragmentado y con experiencias peligrosas como el del cómico Pepe Grillo, nos hacen ver la próxima convocatoria electoral con más miedos que con las esperanzas de que esto cambie. Pero a nivel nacional, canario, tinerfeño o de cualquier territorio de nuestra geografía. Por lo menos con los que conocemos.

Un Gobierno regional que se ve sobrepasado por los acontecimientos y la precariedad presupuestaria. Unos cabildos conducidos a la contemplación de servicios y haciendo cábalas sobre su papel y unos ayuntamientos que hoy pagan las canongías de un pasado en el que han primado criterios personales y particulares por encima de los vecinos a los que deberían atender mejor. Cada pacto municipal lleva a la nómina pública a unos concejales que se presentaron más por un contrato laboral que por un compromiso con los ciudadanos. Y así andamos. Desorientados, desprotegidos, despistados y desnortados. Y no se sabe por cuanto tiempo, aunque a la vista de algunas experiencias más nos vale que lo sigamos meditando, antes que tirarnos en los brazos de algún iluminado.